domingo, 22 de diciembre de 2013

Navidad...

Pues ya casi estamos en Navidad, estas fiestas que tanto nos gustan a todos: familia, amigos, cenas, comidas, reencuentros...venga ya! Nos pasamos quince días haciendo el papel de buena amiga, buena hija, buena sobrina, buenísima persona...no creo que por ver a alguien durante estos días sea mejor persona. Creo que debemos ser buenas personas durante todo el año y quedar con esa gente que tanto nos importa a lo largo de los 365 días, no sólo los últimos días de diciembre, apurando al máximo. Repartíendonos entre la familia, los compañeros de trabajo, los amigos de siempre, los coleguitas que se acuerdan de ti...

Personalmente no me considero muy fan de estos eventos, aunque reconozco que me encantan estas fiestas y disfrutarlas al máximo, yo las celebraría tan sólo con los de siempre, los de casa, los amigos de verdad, esos que estan todo el año y que cualquier día sin motivo alguno cogen el teléfono y te llaman simplemente para saber qué has hecho en ese día, cómo te encuentras...esos son los que quiero tener en estos días. Pero como no depende únicamente de mi, comparto estos días con la familia de siempre y la que sólo veo en "días especiales", los amigos de siempre y los coleguitas que se apuntan a salir. Pero curiosamente nunca lo comparto con mi mejor amigo, los dos pensamos igual, nos pasamos el año viéndonos porque nos apetece de verdad, no necesitamos vernos un día señalado para que sea especial, aunque también es verdad que el día 1 de enero nos gusta encontrarnos después de la fiesta, justo antes de irnos a casa y darnos ese beso y ese abrazo tan especial con el que empezar el año. Ese es el tipo de gente que me gusta y me aporta durante todo el año. 

Este año después de varias navidades muy revueltas, por fin decidiré por mi misma, sin pensar en nadie que no sea yo, qué haré cada día, donde y con quien celebraré mis fiestas. No tengo que hacer regalos para "no quedar mal". Tampoco tengo que recordar aquello que no me gusta comer, para ir de invitada y encontrar un plato que me guste en la mesa. Podré no dar explicaciones si decido irme en mitad de una comida que no me aporta nada, tendré todo el derecho a dormir la siesta mientras toda mi familia sigue haciendo la sobremesa, sin pensar que tengo que estar pendiente de alguien que puede sentirse incómodo si hago eso. Este año me siento liberada. Y aunque también es cierto, que no tendré regalos sorpresas en casa, ni quien me esconda detalles debajo del árbol, ni con quien hacerme la foto típica de postal navideña...tengo lo que realmente quiero y nada de detalles absurdos. 



*Me quedo donde estoy*

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