miércoles, 29 de octubre de 2014

Señora

Después de dos semanas sin ti, de no ser del todo consciente que no volveré a verte jamás, me atrevo a dedicarte unas palabras. 

Siempre fuiste la mejor abuela del mundo, incluso cuando me reñías de aquella forma tan peculiar, cuando el abuelo me defendía y tú, acababas riñiéndole a él también por "defender a esta niña". Sé que nunca fuiste demasiado cariñosa, y puede que nunca me dijeras cuánto me querías, pero sé que todos y cada uno de nosotros eramos parte muy especial de ti. Estos dos últimos años han sido complicados, ver como poco a poco ibas olvidándote de ciertas cosas, a veces incluso de nosotros, mi nombre, mi edad...pero eso no es nada comparado con ver como te ibas consumiendo, los últimos meses han sido muy duros, créeme que hemos intentado quitarle importancia, haciendo bromas hasta el final, recordándote pequeñas anécdotas de tu vida, de nuestra vida, de la familia. 

Sé que nunca nadie dirá mi nombre como tú lo decías, porque antes del mio eras capaz de llamar a todas tus hijas y por último decir mi nombre al completo (como solo tú lo decías). Tenías mucha palabrería peculiar, pero me encantaba escucharla de tu boca. Incluso esas palabras "malsonantes" que he heredado y cada vez que las digo, sólo pienso en ti. En esa forma de hablar. Tu acento, del que tantas y tantas veces hice imitaciones, ese acento, me encantaba. Y ahora, ahora empiezo a ser consciento que nunca más lo voy a poder escuchar. Tenías una forma muy particular de decir tus cuatro palabras en catalán, palabras que ni siquiera muchos catalanes dicen bien - creo que eso es lo que más me gustaba de que las dijeras, que no eran las típicas palabras - porque son palabras algo rebuscadas. 

Hoy, algo más consciente de que no estás, de que no sé si existe algo una vez se acaba la vida, hoy sé que por fin, diez años después, os habéis vuelto a reunir y eso es lo único que me consigue arrancar un suspiro de aliento. Porque sé que allá donde estéis, estáis juntos de nuevo, que ahora tengo dos ángeles que me cuidan, los mismos que me cuidaron desde que nací. Los mismos que me consentían cuando era pequeña, cuando no quería comer y cualquiera de los dos me preparaba otra cosa, esos dos ángeles de cabello plateado, que se dejaban hacer y deshacer mil cosas por cualquiera de nosotros, vuestros nietos. Todos nosotros, por suerte, hemos podido disfrutar de vuestra compañía, de él algo menos, de ti un tiempo más. 

Podría pasarme escribiendo sobre ti, sobre vosotros horas y horas, pero creo que he tenido la suerte de poder decirte todo lo que quería. Pero lo que más me gusta es que quizá haya sido el destino, pero este último año he conseguido aprender cosas que tú siempre me dijiste que eran importante para ser una persona de provecho: he aprendido a coser, he mejorado cocinando, sé valerme por mi misma y soy independiente. Pero sé que para ti era mucho más importante que fueramos trabajadores y estoy convencida que eso lo hemos heredado y aprendido de vosotros, tan trabajadores y luchadores. Gracias por sentirte orgullosa de los que hemos querido estudiar y tener una carrera, él también lo estaría pero no pudo verlo. Gracias también por sentirte orgullosa de los que decidieron no estudiar y trabajar, porque siempre nos dijiste que lo importante es trabajar y salir adelante. GRACIAS por aceptar los cambios de la vida, porque sé que aceptaste "modernizarte" por nosotros.

Gracias por darme esperanzas en cosas que son importantes para mi, por aguantar mis tonterías incluso cuando peor estabas, porque hay gente que nunca entenderá algnas de nuestras conversaciones, algunas de nuestras bromas, nuestras historias -pero es que son nuestras-, por aguantarnos a todos durante tantos años...Gracias por darnos esta familia. 

Sabes que esto no es una despedida definitiva, ya que nadie muere hasta que no se le olvida, y créeme que a ti no pensamos olvidarte, igual que nunca lo hemos olvidado a él. 


Hasta siempre...Señora.


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