martes, 25 de noviembre de 2014

Romance

Soy de las que piensan que es mejor no ponerle nombre a las cosas, no definir una relación, que la vida es el día a día y que vivir el momento siempre ha sido lo mejor. Pero desde hace un tiempo mi vida, poco a poco, ha ido cambiando, ha tomado un rumbo diferente. Desde que tomé la decisión de no compartir mi vida con ninguna pareja, he ido reencontrándome con gente del pasado, he conocido gente nueva, que ya no forman parte de mi vida - y eso que estuvieron mucho tiempo- y te he conocido a ti. Tú, que nunca antes me habías despertado curiosidad, pero imagino que el día a día, el destino o lo que quiera que sea, nos fue acercando. 

Recuerdo la primera vez que dije tu nombre, no sabía muy bien ni como pronunciarlo y fue un momento peculiar, supongo que eso fue lo que me hizo acordarme un año después de ti. Nos volvimos a encontrar en el mismo escenario, pero con papeles diferentes. Ahora nos encontrábamos para compartir días, horas, trabajo...y la verdad, me resultó indiferente, lo único que recordaba era tu nombre, ese que tanto me costó decir en público. Nuestra relación fue cordial desde el primer momento -si alguien me llega a decir que esto pasaría, créeme, me hubiera reído a carcajadas- con el paso de los días, empezamos a hablar, nunca tuvimos mucho trato. No fue hasta que mi vida volvió a cambiar, que empezamos a relacionarnos más. Compartíamos algunas conversaciones, risas, anécdotas, curiosidades...poco a poco, empezamos a compartir la sobremesa (cada cual comía solo en su mesa, y yo, no sé si atrevida, me sentaba contigo a comer el postre). A partir de ese primer día, tú me hablabas más y te preocupabas por si estaba bien. Empezamos a compartir más conversaciones, la curiosidad por saber cada uno del otro fue a más, y empezamos a compartir mesa, te quedabas durante horas a mi lado, sin tener nada que hacer...y así pasaron los días hasta que me invitaste a salir. Según tú, era una quedada inocente, pero yo sabía que no era así. Ya me habías comentado las ganas que tenías de verme a solas, de saber si podías besarme y si yo lo aceptaría. 

Sé que te sorprendió conocerme fuera del lugar que compartíamos, pero también sé que te gustó. A mi me gustó verte en otro entorno, y me sigue gustando, me siento bien a tu lado, pero sé que tarde o temprano esto debe acabar. Lo que para mi es un momento de locura, una aventura, para ti es un romance, un tipo de relación, que no sé muy bien cómo lo denominas. Que siempre me recuerdas que debemos compartirnos, pero tú eres el primero que no lo lleva nada bien. Aunque si te soy sincera, en el fondo, también me gusta que te salga ese punto de celos que a mi me falta muchas veces. No creas que nunca me entran ganas de parar algunos pies, pero no puedo y sobre todo, no debo.

De momento, por lo que pueda pasar, tengo pensado vivir el día a día y si quieres, compartir ciertos momentos contigo, que los dos somos adultos y sensatos y creo que pase lo que pase, esto puede ir bien aunque terminemos con esta "relación". Que me quedo desde el primer mensaje hasta la última risa, las caricias, tus historias y lo que más me gusta, tus miradas a escondidas. Que nadie entiende como puede ser que tengamos esas discusiones de golpe, y al rato estemos riéndonos, pero es que nadie sabe lo que existe más allá de esas paredes. Que por mucho que me haga la dura, me encanta que me mimes, porque de momento, sé que eres lo que me gusta tener, compartir y disfrutar. Así a ratos, por partes y sin miedo, porque si en algún momento el miedo me atrapa, te aseguro que te lo diré, porque creo que después de todo ya tenemos la confianza suficiente para decirnos las cosas mirándonos a los ojos. Y como tú bien me dices muchas veces, lo único que espero no perder es la cordialidad, el bienestar, las buenas palabras y la buena relación. 

Y aunque sé, que mucha gente no entendería esto, no compartiría lo que hacemos y no aceptaría las condiciones, a mi, de momento me basta, lo acepto y lo vivo con ganas. Que nunca se sabe que pasará mañana, pero lo bueno que tenemos hoy, ya lo hemos vivido. Y que por muy curiosa que me parezca tu definición de nuestra relación, me hace reír y creo que eso es de las cosas que más te gustan. Y a mi, aunque no te lo diga también. Me gusta lo que hay, lo que compartimos y lo que decidimos hacer. Me quedo con eso, con los buenos ratos y con la facilidad de no pedirme nada a cambio, y te lo agradezco.

Aunque si me descubro ante ti, lo que más me gusta -por mucho que te diga que no te creo- son tus ganas de hacerme ver, entender y creer que soy la única, que a mi no me quieres mentir y que me miras a los ojos para contarme lo que sucede en tu vida, que quieres que te conozca y que no me canse de ti. Eso me gusta de ti, de las personas en general.

Me quedo con tus ojos cuando me miran sinceros.

No hay comentarios:

Publicar un comentario